Rara vez estamos conformes. Eso es bueno, nos da la oportunidad de cambiar. Nos lamentamos de tantas cosas, especialmente nuestras relaciones son las que más pesan.
Recordemos que cada cabeza es un mundo y muchas veces nuestros planes e ilusiones no concuerdan con los de otras personas. Tener nuestra mente en paz de que estamos dando lo mejor de nosotros y ver los resultados de nuestras acciones con ojos positivos.
Lo difícil en nuestras situaciones es no arrepentirnos de nada. Nuestra mente le da vueltas y vueltas a los sucesos. El "si hubiera" no existe. Tenemos que afrontar y analizar cada situación y verle el lado positivo. Lo que aprendimos es lo que nos debe importar. Dejar atrás cualquier tipo de miedo y cambiar lo que haya que cambiar.
Aunque no lo queramos, siempre habrá algo de lo que nos arrepentimos. La vida no tendría chiste si no tuviéramos los retos a los que diariamente nos enfrentamos.
La mejor fórmula es estar alerta, conscientes, positivos. Aprovechar todos los momentos que tenemos. Aquí y ahora es lo único que en realidad existe. Dar todo con amor y agradecer cada oportunidad.
Todos los días recordemos amar. El amor es el motor que nos mueve a ser mejores.
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