Milagros

                  

En la sección del texto del libro Un Curso de Milagros, encontré estas definiciones. Hay muchísimas pero escogí sólo las que me llamaron a compartirlas el día de hoy.

"Los milagros ocurren naturalmente como expresiones de amor. El verdadero milagro es el amor que los inspira. En este sentido todo lo que procede del amor es un milagro."

"No hay grados de dificultad en los milagros. No hay ninguno que sea más "difícil" ó más "grande" que otro. Todos son iguales. TODAS LAS EXPRESIONES DE AMOR SON MÁXIMAS."

"Los milagros son una especie de intercambio. Como toda expresión de amor, que en el auténtico sentido de la palabra es siempre milagrosa, dicho intercambio invierte las leyes físicas. Brindan más amor tanto al que da como al que recibe."

"La oración es el vehículo de los milagros. Es el medio de comunicación entre lo creado y el Creador. Por medio de la oración se recibe amor, y por medio de los milagros se expresa amor."

"Los milagros hacen que las mentes sean una en Dios. Se basan en la cooperación porque la filiación es la suma de todo lo que Dios creó. Los milagros reflejan, por lo tanto, las leyes de la eternidad, no las del tiempo."

"Los milagros deben inspirar gratitud, no reverencia. Debes dar gracias a Dios por lo que realmente eres. Los hijos de Dios son santos y los milagros honran su santidad, que ellos pueden ocultar mas nunca perder."

Si observamos todo a nuestro alrededor, veremos que todo lo que nos rodea es milagroso. Hay cosas inexplicables que llenan de gozo nuestro ser. Los científicos dan razones físicas, pero lo que sentimos es otra cosa muy diferente. 

Despertar y ver la maravilla del amanecer, el sol iluminando el cielo con tonalidades indescriptibles, eso es un milagro. Sentir la brisa y el calor recorriendo tu cuerpo, es un milagro. Cada minuto del día en que compartimos nuestra vida, que te llena plenamente es una expresión del amor y éso hace la que vida entera valga la pena y nuestra existencia es un milagro que el Creador nos ha regalado.

Abramos los ojos y apreciemos todos los dones, todos los milagros que día a día experimentamos. Al ver el mundo con amor lo convertimos en el paraíso prometido por Dios.